Por Mauricio Sulaimán
Hijo de José Sulaimán / Presidente WBC
Estamos terminando un gran año para nuestro deporte y muy en especial para nuestro WBC, ya que se han logrado una gran cantidad de programas en diversas partes del mundo. Y ¡qué mejor manera de cerrar el año que con una visita al Santo Padre, el papa Francisco! Durante la audiencia privada de la fundación no religiosa de nuestro Papa, Scholas Ocurrentes, nos acompañó el actual campeón mundial de peso completo, Deontay Wilder, quien fue ahí nombrado embajador de la paz por medio del deporte dentro del programa BoxVal de dicha fundación.
La presentación que me tocó hacer de Wilder ante el Papa fue muy especial. Permítanme relatar lo que sucedió en la primera ocasión en la que tuve el honor de conocer al Santo Padre. Fue precisamente en una audiencia de Scholas cuando mi hermano Héctor recibió la honorable designación de ser nombrado presidente del Consejo Asesor de Scholas México. Fue entonces que conocimos a las dos personas que iniciaron esta fundación con el entonces cardenal (Jorge Mario) Bergolio en Argentina, hace más de 20 años, José María del Corral y Enrique Palmeyro.
Una noche antes de dicha audiencia, en febrero de 2016, nuestro amigo Román Rodríguez nos platicó del programa «FutVal» (Fútbol con Valores). Le comentamos a José María y a Enrique todo lo que hace el WBC alrededor del mundo con la responsabilidad social, y la cercanía con miles de entrenadores y boxeadores. Así nació «BoxVal».
Nunca olvidaré esa primera audiencia con el Papa Francisco, ya que José María tomó el micrófono y me presentó ante Su Santidad, como el presidente del WBC, y le anunció la creación de BoxVal.
Sin tenerlo planeado, me pasó el micrófono para explicarle al Santo Padre sobre éste programa. En ese momento anunciamos la primera pelea por la paz, la cual se realizó entre un católico, el mexicano Saúl Canelo Álvarez, y uno musulmán, el pakistaní, Amir Khan; momentos después, el Santo Padre se levantó a saludar a unos niños que estaban frente a mí, y para mi gran sorpresa, dio un paso hacia donde estaba, y al estrechar su mano, él me dijo: «¡Campeón mundial… pero de peso completo!».
Ambos soltamos una monumental carcajada…
Regresando a lo que sucedió este pasado viernes 13 de diciembre, al dirigirme al Papa para presentarle a Wilder, le dije: «Éste es el verdadero campeón mundial de peso completo» ,Y con una gran sonrisa recibió a Deontay, y lo nombró embajador de la paz por medio del boxeo. Wilder es un gran ser humano. Él inició en el boxeo para poder atender los enormes gastos médicos por el nacimiento de su hija Naieya, por el padecimiento denominada «espina bífida». Y ha luchado para proveer a su familia, y todo ha sido por amor.
Fuera del ring es un gran hombre. En Roma, él visitó el hospital de niños y dio grandes momentos de felicidad, ilusión y esperanza a muchos pequeños, que luchan por su vida y de la misma forma abrazó y dio fuerza a los padres de los pacientes, quienes sufren así como él padeció durante años con el propio caso de su hija mayor.
Agradezco cualquier comentario, idea o recomendación en contact@wbcboxing.com
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