En el tradicional Café Martes, inventado por el propio Don José Sulaimán, que se llevó a cabo esta semana en el magnífico Sport and Chips de Coyocán, Ciudad de México, se realizó un Homenaje Especial muy personal y emotivo a Don José Sulaimán, El Padre del Boxeo moderno.
Don José, quien dirigió el Consejo Mundial de Boxeo durante más de treinta y ocho años como presidente, cambió para siempre la cara del boxeo, introduciendo una serie de innovaciones de seguridad que salvaron innumerables vidas y también enriquecieron las vidas de los boxeadores, muchos de los cuales han podido vivir y disfrutar de una vida feliz, productiva y saludable, después de retirarse de sus carreras en el ring.
Mayo recién pasado fue el mes en el que nació Don José, el 30 de mayo de 1931, el mismo año de los famosos Promotores Don King y Bob Arum, quienes todavía están con nosotros y siguen trabajando duro.
Una película que describe la vida y los tiempos de Don José desde la niñez hasta su vida adulta, fue narrada con amor, brillantez y conmovedoramente por su hijo mayor, Pepe.
El niño que se arremangó y peleó en las peleas de botanas, para ganarse su boleto y poder ver a sus héroes, el prometedor y talentoso beisbolista, deporte que era su pasión gemela al boxeo y en el que entrenó a sus hijos y ligas. Sus tiempos como referi, juez, comisionado, Secretario General del WBC y luego la Convención de 1975, cuando fue elegido unánimemente como Presidente del WBC. Lo que siguió está escrito con letras verdes y doradas en las páginas de la historia del deporte.
Su esposa Martha, quien lo apoyó en cada paso del camino, tantas veces abriendo generosa y desinteresadamente su hogar a la familia del boxeo de todo el mundo. Cocinando las comidas más deliciosas para deleitar incluso el paladar y el apetito del más grande Don King. Recuerdos para atesorar de Don King y Muhammad Ali, charlando y riendo en la sala de la casa de Sulaman en Riobamba.
Sus sonrisas, risas y su invaluable regalo de amistad que hasta el día de hoy une al Consejo Mundial de Boxeo de casi doscientas naciones. El hombre que conoció y conversó con reyes, Papas, Presidentes, pero que estaba igualmente en casa, comprometido y contento conversando con el hombre que lustró sus zapatos en las oficinas de la Zona Rosa, dañadas y luego demolidas tras el terremoto de 2017, de donde su famoso escritorio y silla fueron rescatados con mucho cariño.
Y su regreso a donde todo empezó en Ciudad Victoria. Don José, un hombre que rara vez se queda sin palabras, subió al ring y tomó el micrófono en sus manos, pero fue ahogado por los vítores y cánticos de SU PUEBLO, rugiendo: «¡Sulaimán, Sulaimán!»
Su hijo menor, Mauricio, quien construyó su legado y lo desarrolló brillantemente como presidente, subió al podio de Sports and Chips para vivir todo esto. Y los que estuvimos allí en Victoria también estuvimos aquí y ahora en Coyocán para aplaudir una vida bien vivida.
¡A su manera!
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