El ex campeón mundial de peso gallo y supergallo Rafael Márquez y ahora miembro del Salon de la Fama de Canastota de Nueva York, fue el invitado especial a los tradicionales “martes de Café” quien compartió con todos los asistentes lo que está distinción representa.
Visiblemente emocionado Rafael hizo un breve recorrido por estos casi 30 años en el boxeo, un deporte que lo sigue apasionando casi como el primer día en que pisó un gimnasio.
“El día que recibí la llamada de mi inducción, no podía creerlo, sentí tanta emoción y agradecimiento que de primera instancia me costo asimilarlo pero después me llené de júbilo pues ¿que mejor recompensa puede tener un boxeador?
Fueron muchos años de esfuerzo y sacrificio, de mucha disciplina y dedicación pero som años que no cambiaría por nada, incluso, puedo decirles que si volviera a nacer escogería nuevamente ser boxeador, aunque eso si, sería un peleador más inteligente para no recibir tantos golpes pues como todos saben tuve tres cirugías en el ojo; sin embargo, les reitero amo este deporte y no lo cambiaría por nada” -comentó-
Aseguró que su éxito se basó en ser un boxeador sumamente disciplinado que amaba su profesión, donde jamás existió competencia con su hermano, ambos tenían un objetivo: ser los mejores y en eso trabajaron.
Haciendo un recuento, Rafa se sincero y expresó que sus peleas preferidas fueron con Israel Vázquez, Mark Johnson y Tim Austin.
Hoy en día Rafa vive el boxeo desde otra trinchera tal vez, una de las más complicadas pues es el entrenador de su hijo Arón, un jovencito de tan solo 15 años que busca ser campeón del mundo y con ello seguir poniendo en alto el apellido Márquez.
En este punto Rafael fue claro al decir que su hijo hará su propia historia pero que lo ayudará y guiará a alcanzar sus sueños pues sabe que tiene todo lo necesario para ser un grande del boxeo siempre y cuando trabaje con disciplina, entrega y pasión.
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