Hoy recordamos con cariño y respeto a Don José Sulaimán, a 9 años de su fallecimiento. Nacido en Ciudad Victoria, Tamaulipas, llegó a convertirse en el innovador más brillante del boxeo y uno de los comisionados más importantes en la historia del deporte.
Don José pasó parte de su niñez y juventud en Ciudad Valles, San Luis Potosí, México. Se convirtió en un atleta entusiasta y talentoso, con firmes inclinaciones hacia el boxeo y el béisbol.
Destacó en el boxeo desde niño, y más tarde ocuparía todos los cargos existentes de promotor, comisionado, referi, juez y administrador, instalándose en la Ciudad de México, pasando el resto de su larga y fructífera vida en la capital del país.
Don José fue nombrado Secretario Ejecutivo del Consejo Mundial de Boxeo y luego se convirtió en Presidente.
Trabajó incansablemente durante casi cuatro décadas, sirviendo siempre con total dedicación, creando y dando forma a cambios monumentales e históricos de enorme trascendencia en la medicina, mientras mejoraba constantemente las reglas, procurando que se hicieran más humanas para los más importantes… los propios boxeadores.
Estos tremendos desarrollos y mejoras son, por mucho, los mejores y más significativos de la historia y esto es reconocido en todo el mundo.
Como Padre del Boxeo Moderno, Don José nos dejó un legado fantástico para su amado Consejo Mundial de Boxeo. La más importante de las organizaciones boxísticas, con 171 países afiliados, magníficos campeones en todas las divisiones, además de récords y estadísticas que en otros tiempos y otras épocas eran impensables e inalcanzables.
Don José le dio al boxeo una cara nueva y fresca, llevándolo de un espectáculo manchado y empañado con extrema violencia y peligro, a lo que es hoy, con combates debidamente emparejados, regidos por reglas vigilantes y solidarias que cuidan en todo momento a quienes tienen la tenacidad y el coraje para subir al ring.
Aunque el boxeo sigue manteniendo y conteniendo los riesgos, al igual que todos los deportes de contacto, estos no pueden compararse con las condiciones duras, asombrosas y rudimentarias que prevalecieron en el pasado.
Nuestro Presidente Vitalicio siempre será recordado por su conocimiento, sabiduría, espíritu, dedicación, determinación, amabilidad, amor y risa que lo caracterizaron de manera única y lo convirtieron en UN GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS.
Todos aquellos que conocimos a Don José Sulaimán Chagnón, valoramos el significativo y sentido título que otorgó a la lealtad, el trabajo duro y la constancia confiable: “Mi Buen Amigo”.
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